viernes, 9 de mayo de 2008

El sentido de una mañana.

Hay mañanas en las que despierto habiendo querido que no solo sea un sueño.
Somnoliento, tras el vidrio, veo su rostro que se desvanece sonriendome.
Abro de par en par las ventenas desesperado y el olor a rocío golpea mi cara y con él siento el aroma de su perfume que eriza mi piel, la siento real.
Mi cama se burla de mi y la reclama.
Su rostro vuelve a aparecer en mi ventana cada mañana, para desaparecer cada vez que intento alcanzarla, por momentos siento que casi llego a tocarla, que solo me falta un paso más, pero siempre se aleja.
Jamas entenderé porque sonríe, pero algo dentro de mi revive al verla y sonrío junto a ella.
Mi cama la reclama, quiere conocer a la muchacha que cada mañana le da un sentido a mis mañanas.
Será difícil encontrarla, ya totalmente despierto olvido su rostro.
Pero el rocío siempre trae su aroma y mi piel se eriza, ella es tan real.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sonríe porque invita.