Crujen mis dientes al recordarte
espantando al sicario del domingo por la tarde,
la sangre rancia de mis encías
tiene el sabor a tu perfume,
el sonido de tu nombre en mi colchón
me hace llorar a gritos.
Huyo de los cines y playas donde te ame
me escapo de los atardeceres y del día en que me abandonaste,
el sonido de las risas infecta mis heridas
el olor a jazmines me hace vomitar,
cientos de botellas cerradas esperan ser bebidas
miles de noches en un bar necesito para olvidar.
me caso con prostitutas y borrachos en las calles
escupo humo negro de cigarros por las mañanas,
soy un cobarde refugiado en su resentimiento
un vencido por si mismo que jamás luchó,
que ironía que me hayas revivido de un beso, para volverme a asesinar.
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