Como dos extraños
caminamos sin notarnos
por una ciudad malparida
de viejos fantasmas
y nuevos homicidas.
Pasamos por esas esquinas
donde nos besamos
sin recordar siquiera
un pasado inexistente
cuando sólo los dos
existíamos.
Desvanecido el sentimiento
terminemos con la cortés hipocresía
en donde tus educadas preguntas
lastiman más que el silencio y las mentiras.
Maquillo mi agonía
en noches plagadas de excesos
cuando todo está borroso
tu escote y tus piernas
son una mortal pesadilla.
Pago la condena
de haber ido en contra de las probabilidades
que aseguran que el amor existe
pero uno en un millón.
El resultado
fueron tus disculpas
un libro de Kundera
y mi dolor
que no es nuevo
se repite
en la crueldad de los amantes abandonados
de los perros hambrientos
del sexo como pasatiempo
de las guerras perdidas
y los vagabundos sedientos.
Poco a poco
gota a gota
la ausencia
total
de vos
me desangra.
domingo, 14 de noviembre de 2010
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