martes, 31 de agosto de 2010

Ultima lágrima.

No sabes que dice la canción, quizás habla de un viejo amor, o tal vez de la cocaína, aunque también en amor para muchos, y esa canción te hace acordar a él, no sabés si por el amor o por la cocaína. Si pudieras pensar en alguien, ese alguien ¿te robaría una sonrisa o una lágrima? Una lágrima, seguro que llorarías, siempre lloraste. Aunque sea una sola lágrima te saldría. Nace en tus ojos, se desliza en tu mejilla como si fuese un tobogan al infinito, recorre ese
cachete donde te besaba por las mañanas soleadas, cuando todo era alegría y sobriedad. La lágrima queda aferrada a tu mentón, ese que te lo han golpeado antes y tiene color de pantano, nunca supo controlarse en una borrachera después de haberlo perdido todo en el casino, pero te amaba, seguro te amaba y por eso golpeaba tu mentón. La lágrima esta ahí, transparente, pura, inocente, con sus dedos se aferra, no quiere desprenderse de vos, la lágrima se salva del abismo al sujetarse, como vos te salvás de tu vergüenza al liberarla, te sacás ese peso de encima, ¿cuanto pesa ese recuerdo?¿una tonelada?¿un amor?¿una vida?. Se le acaban las fuerzas a la lágrima, se despide de tu rostro y cae haciendo espiral, en cámara lenta, a lo inevitable, al fin, al piso, al subsuelo, donde pertenece el dolor, los recuerdos y el olvido.

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